Si usted no es residente en España y es propietario de una propiedad que vende, está obligado a declarar y pagar impuestos sobre cualquier beneficio obtenido de la venta.

 

La base de cálculo del impuesto se calcula como la diferencia entre el costo de adquisición y el precio de venta, menos los gastos asociados durante la veta y la compra. Esta cantidad se multiplica luego por la tasa impositiva del 19%.

 

Tenga en cuenta que cuando se vende una propiedad propiedad de un no residente en España, el comprador debe retener el 3% del precio de venta para el impuesto sobre las ganancias de capital del vendedor. Esto significa que el comprador deduce esta cantidad del precio de venta y la paga directamente a Hacienda.

 

Luego, el vendedor debe informar esta retención de impuestos en su declaración de impuestos sobre las ganancias de capital e incluirla en su obligación tributaria final.

 

Una correcta liquidación de impuestos requiere la cooperación entre dos partes y puede ser bastante complicada, por lo que vale la pena buscar el apoyo de un especialista en impuestos.

 

Si el impuesto a las ganancias de capital calculado es mayor que el impuesto retenido, el vendedor debe pagar la diferencia a las autoridades fiscales. Por otro lado, si el impuesto retenido es superior al impuesto a pagar, el vendedor puede reclamar a las autoridades fiscales la devolución del exceso.

 

El plazo para presentar la información es de 4 meses a partir de la fecha de venta.

 

La liquidación de la declaración para un propietario cuesta 199 euros, para 2 propietarios el coste parte de 249 euros.